Las miradas pueden ser seductoras,
pueden reflejar sumisión, poder, alegría, tristeza o pasión. Podemos hablar a través de miradas
sin decir una palabra y aun así dar a entender todo. El alma puede hablar a través de los ojos, y también, se puede besar con una mirada. Cuando
no se pueden decir las cosas, las miradas se cargan de palabras. En la calle, las miradas del deseo son furtivas o amenazantes. Las miradas son posiblemente la más asombrosa técnica humana de cortejo, ya que con ellas se expresa el corazón.
El amor comienza con una mirada y con el primer beso, que no se da con la boca, sino con el alma que se refleja en la mirada. La mirada es una
forma de expresión, que guarda las palabras y sentimientos que se quieren y no se quieren decir; desafiante pero cautelosa, silenciosa pero penetrante, fría pero cariñosa, enigmática pero sincera.